“Tanto si cree que puede, como si cree que no puede,
tiene razón.-Henry Ford
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La Autoestima es el AMOR que nos tenemos a nosotros mismos. Cuando las personas se sienten
satisfechas no necesitan colocarse “por
encima” de los demás. No necesitan sentirse más importantes, tener más, ni
tampoco demostrarlo. Esto no significa, que consideremos negativo, tener
sueños, metas, ambiciones e ir a su encuentro.
Su Autoestima ha sido
“programada” desde la más tierna
infancia. Es la expresión de “percepciones
e interpretaciones” que usted hace de su propia experiencia diaria, y que
se ponen de manifiesto a través de las actitudes, comportamientos, sentimientos
y emociones, que tiene ante la vida.
Tal y como sucede en las computadoras, lo que
cree, piensa y hace, son fundamentalmente el resultado del “software heredado” de sus padres.
Los estilos de crianza, reforzados por las experiencias de la infancia, del
colegio y la cultura del medio ambiente, actualizan permanentemente “ese” software. En otras palabras, nuestra
manera de actuar, es producto de las “programaciones”
de nuestros padres y de las conclusiones, a las cuales hemos llegado, como
consecuencia del aprendizaje y las experiencias del pasado.
Hoy la física cuántica, confirma esto
y nos revela que nuestros pensamientos, actitudes y creencias son las que crean
las condiciones de bienestar (o no) y
la realidad del mundo que vivimos.
Cuando los padres educan a su hijo, en
un medio ambiente lleno de descalificación, violencia e intolerancia, será muy
difícil que ese niño exprese sentimientos, actitudes y comportamientos
pacíficos, en su vida futura. Pero si ese niño o niña, crece en un ambiente de
aceptación y amor, su comportamiento será el reflejo de lo que vive en su casa.
¿Cómo respondemos a los
desafíos de la vida?
Es
lo que creemos y pensamos, lo
que define si usted se siente valioso o por el contrario cree que no vale nada.
Le dice si tiene poder o no lo tiene, si puede o no puede, si lo merece o no lo merece, si puede confiar o no,
si tiene sentido de pertenencia o es un paria, si depende de sí mismo o de otros,
si lo tratan con justicia o es “victima”,
si es amado u odiado.
Lo
que creemos y pensamos,
afecta la autoestima, además de la prosperidad, las relaciones, el desempeño laboral, la salud
física, mental y por supuesto, la crianza de los hijos.
Lo
que creemos y pensamos, es
lo que nos hace reaccionar de una cierta manera ante los desafíos de la vida. Determinan
la acción y las reacciones, que se tendrán ante una determinada situación.
Cuando pensamos que "Yo logro siempre
lo que me propongo", "me siento seguro" o "merezco
siempre lo mejor", estas creencias positivas, se expresan en actitudes,
emociones y comportamientos, que determinan la capacidad para un desempeño exitoso.
Con creencias como éstas, la persona puede hacerle frente a cualquier problema
o desafío, con la certeza de “salir bien”.
Sin embargo, si piensa negativamente y dice: "tengo miedo de hacer este
trabajo”, "las cosas no dependen de mí” o “la vida es muy difícil”, entonces en cada acción que
emprenda se sentirá inseguro, tendrá miedo de equivocarse, y probablemente le
será muy difícil lograr lo que se propone.
La manera como usted se ve a
sí mismo, tiene una gran influencia, en cómo lo verán los demás. Si tiene
confianza y seguridad, el mundo lo percibirá de esa misma manera. A través de
lo que cree, usted le enseña al otro, como tratarlo. Y la manera como la gente
lo trata, es un reflejo de cómo usted se trata a si mismo.
Se dice que “no
se puede dar lo que no se tiene dentro”. En consecuencia, si quiere una
realidad distinta, positiva y gratificante significa que hay que deshacerse de las
creencias limitantes y negativas, que “seguramente”, hoy, le están “saboteando” su rendimiento, su
realización laboral, su felicidad personal y familiar.
Y Recuerde: “Si no puede amarse a si mismo, no espere que otros le
amen”.
Deténgase un momento y reflexione sobre su autoestima.
Piense en su niñez hasta el día de hoy. Sin duda se dará cuenta, que con los
años, su autoestima, ha experimentado altos y bajos. ¿Cuáles han sido las razones?
A continuación quiero compartir con ustedes las causas asociadas a una baja y
alta autoestima:
La Baja Autoestima, es consecuencia de:
El rechazo, el amor condicional o carencia de amor, el abandono
y la falta de atención, falta de respeto, no ser escuchado, malos tratos y violencia
tanto física como psicológica, descalificación e intolerancia, comparaciones
con los hermanos, atención excesiva a las apariencias, expectativas -demasiado
altas o bajas- de los padres, sentimientos de culpa, resentimiento, abuso
sexual, manipulación, no ser tomado en cuenta, no ser considerado para la toma
de decisiones, necesidades no
satisfechas…
La Alta Autoestima, se consigue en un ambiente de:
Aceptación, gratitud, respeto y amor, alegría y sentido
del humor, seguridad física y emocional, atención y protección, ser escuchado,
ser reconocido y respetado como un ser pensante e inteligente dueño de sus
propios pensamientos e ideas, ser apoyado en “las buenas y en las malas”, tener la seguridad de contar con el
soporte familiar, tener la posibilidad de elegir, tener el espacio para corregir
los errores y aprender de las experiencias, tener contacto físico y afectuoso
adecuado, tener un sueño y un proyecto vida que depende del talento e intereses,
vivir en un ambiente de valores positivos, sana competencia y logros, creer en
Dios y sentirse conectado con fuerzas superiores y espirituales…
Cuando el niño vive ante tales
influencias, según sean positivas o negativas, llegará a
conclusiones a través de las cuales interpreta lo que le sucede en su vida. La
Influencias positivas le harán creer
“Estoy bien”, “Soy valioso” y “Soy importante” etc. Las influencias
negativas le llevarán a conclusiones erradas y pensará “Nadie me quiere” “No soy importante”
y “no valgo nada”., entre otras.
Hay
muchos padres capaces de criar hijos con una alta autoestima y estimular su
auto realización ¿Cual es el secreto?
Perfil de los padres que estimulan la
auto realización y la autoestima de sus hijos:
Confianza en si mismos y en sus hijos. Capacidad de una comunicación
sana y abierta, para “mostrarles” y
no decirles “lo que tienen que hacer”.
Respeto por las diferencias, los talentos e intereses de cada hijo. Convencidos
de que los hijos pueden y deben tomar sus propias decisiones, bajo la orientación
de sus padres (sin
invadirlos, ni manipularlos). Capacidad
para estimular a sus hijos a través del reconocimiento y el feedback. Por
encima de cualquier error mostrar el amor que sienten por ellos. Capaces de
aplicar oportunamente los correctivos necesarios para reforzar actitudes y
comportamientos positivos y responsables en sus hijos. Interesados en
mejorarse, aprender y crecer. Son modelos de coherencia porque actúan los
valores en su comportamiento.
Si ha
decidido ejercer el rol de “buen padre”
o de “Buena madre”, para darle a sus
hijos “todas las oportunidades” para
su desarrollo integral, Anímese¡ a revisar su autoestima y apóyese en su terapeuta,
en el colegio de sus hijos a través de la escuela de padres y los servicios de
orientación familiar y “busque”
maneras y alternativas de cambio. Estoy segura que las encontrará…
Hasta una próxima vez
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