EN UNA GRAN FAMILIA:
La COMUNICACION es segura y sincera. EL error, se convierte en RETO. Una enfermedad se convierte en una oportunidad de crecer.

Las diferencias y los descuerdos enriquecen a cada uno. Hay RESPETO por las ideas y el talento del otro. El RECONOCIMIENTO es parte de la dinámica familiar. Los VALORES son la brújula de acciones nobles.

Hay un Proyecto de Vida que es compartido. Cada uno se realiza con libertad en sus SUEÑOS. TODOS ES POSIBLE pues no hay límites para la mente, la creatividad y el pensamiento extraordinario

6/13/2013

La violencia – BULLYNG

“Las sociedades que ayudan y aman a sus niños, promueven una cultura de paz. Estas culturas crean padres que tienen un intenso contacto con sus hijos” Dr. Bruce Lipton libro Biología de las creencias

En el año 1974, el Dr. José Luis Vethencourt colocaba sobre el tapete nacional la crisis de la familia venezolana. Han pasado ya unos cuantos años de idas y venidas de acciones y decisiones, que lamentablemente no han sido contundentes para lograr una cultura de paz. Los hechos hablan por sí solos.
La violencia coloca al país en el tercero de latinonamérica con mayor tasa de homicidios. Y esto ocurre ante la mirada resignada de la población.

La violencia ha permeado todos los ámbitos de esta sociedad. Y en el colegio se vive en micro lo que sucede a nivel nacional.
Un entorno agresivo, de discursos encendidos e irrespetuosos por parte de personalidades públicas, constituyen un modelo para la sociedad y esto ha profundizado la crisis.

“Factores sociales afectan al bebé: desempleo, guerras, estrés, inseguridad y separación”  Dr. Bruce Lipton libro Biología de las creencias
La familia venezolana se caracteriza históricamente por la ausencia del padre, ya sea porque abandona a la madre y a sus hijos o porque a pesar de su presencia no se involucra en la educación de los niños. La violencia contra la mujer, es una situación lamentable que se suma a esta crisis familiar.  

Cuando escucho hablar de Bullyng, lo cual está muy de moda en los últimos tiempos, en ocasiones pareciera que es un problema escolar donde la familia es víctima de este flagelo.
Superar esta situación escolar creciente requiere de esfuerzos genuinos para encontrar soluciones que involucren a todos los actores que son causa del problema: los padres, profesores y alumnos. Y adicionalmente, tanto las instituciones gubernamentales como no gubernamentales, están llamadas a asumir un mayor compromiso de apoyo con la educación de la familia.    

Un niño violento puede cambiar radicalmente su comportamiento, cuando se desarrolla en un ambiente de amor, de normas y límites.
“Sociedades donde los bebés, niños y adolescentes, son privados de contacto, inevitablemente generan sociedades violenta” Dr. Bruce Lipton libro Biología de las creencias

Un niño que no es violento, aprenderá a serlo, si vive en una familia agresiva, descalificadora, manipuladora, indiferente e indolente.
Los niños son reflejo de sus familias. Esto es un hecho contundente. Y el entorno, hace lo suyo al reforzar o no, los valores familiares.
He podido comprobar como la familia, por su falta de formación o falta de consciencia, se desentiende de la responsabilidad de educar a sus hijos en valores. Igualmente he observado, como los colegios se hacen a veces la vista gorda para no incomodar a los padres.

    ¿Qué hacer?

A estas alturas de la situación, considero que la atención a la familia es un deber nacional que requiere de la implantación y ejecución de políticas públicas, aún más retadoras de las que hemos tenido, para superar definitivamente lo que estamos viviendo.
Las instituciones educativas deben sumar esfuerzos mucho más eficientes, para involucrar en las soluciones, tanto a los padres como a los docentes. En ocasiones, solo se atiende a los padres y se ignora que los maestros, no escapan a este flagelo.
Los medios de comunicación en su responsabilidad social tienen el compromiso de sumar el poder mediático que tienen, para fortalecer y reforzar valores fundamentales que parecieran historia del pasado.
Y finalmente, creo que en la familia se tiene que hacer una profunda revisión. ¿Cómo trato a mis hijos y cómo ellos me tratan a mí? ¿Cómo se resuelven las diferencias y desacuerdos en la familia? ¿A gritos? ¿Respeto a mis hijos o les impongo mi manera de pensar y actuar?
La violencia tiene muchas aristas y no solo deja marcas físicas. Las heridas emocionales, no se ven, suelen ser mucho más profundas y marcan para toda la vida.

¿Qué harás, a partir de hoy, para contribuir con una cultura de paz?
Este artículo ha sido publicado en El Universal digital en el Blog "Familia y Flores de Bach" por Magdalena Calvo de Sosnowsky  - Fundadora de Mi Niño Genio